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domingo, 22 de marzo de 2015

¿Como enseñarle a los hijos a orar?

El enseñarle a los hijos a orar es uno de los legados espirituales más importante que un padre o una madre cristiana les puede dejar a sus hijos.  Con instrucción y el ejemplo de los padres, los niños pueden aprender que Dios desea comunicarse con ellos, que el Señor atiende sus peticiones y que hay poder en la oración.  Desde una edad temprana, el enseñarles orar a sus hijos alimentará la vida espiritual de sus pequeños y les ayudará a formar una solida relación con Cristo.
Nunca es demasiado temprano para enseñarles a los hijos a orar.  Aun antes que sus niños puedan hablar, tome el tiempo para abrazarlos, bendecirlos y orar por ellos.  Al estar enfermos no dude de imponer manos y orar por la sanidad de sus pequeños (Santiago 5:14-15).  Cuando sus hijos ya puedan hablar guíeles en oraciones simples que ellos puedan repetir.  Al poder hablar bien, permita que los niños dirijan la oración y felicíteles al hacerlo.  En lo posible, tome el tiempo para indagar y orar por las peticiones de sus pequeños.  El orar por peticiones, juntamente con sus hijos, alentará a sus pequeños a que expresen sus anhelos a Dios por medio de la oración.  Recuerde Proverbios 22:6, “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”
Use la Biblia para enseñarles a sus pequeños de que Dios desea tener una relación personal con ellos.  Lea con ellos Marcos 10:13-16, donde Jesús tomó el tiempo para abrazar, bendecir y orar por lo niños.  Cuéntele a sus hijos sobre como Dios se comunico con Samuel cuando este era un niño o como Josías llego a ser rey cuando tenía solamente ocho años (1 Samuel 3 y 2 Reyes 22:1).  Sus niños, por medio de la Biblia, deben aprender que la edad no es un impedimento para que Dios los use o se comunique con ellos.  Explíqueles que el orar es una vía personal para conectarse con un Dios que les ama, escucha y atiende.
Ese mismo Dios que atiende y ama al niño también tiene el poder para contestar peticiones.  Aumente la fe de sus pequeños leyéndoles historias Bíblicas que testifican sobre el poder de la oración y la fe.  Comparta con sus hijos testimonios como el de Ana que oró por un hijo y Dios se lo concedió, dígales del niño de Sunem que resucito cuando Eliseo oró o que cinco mil personas fueron alimentadas cuando Jesús oró para multiplicar los dos peces y cinco panes que un niño ofrendó (1 Samuel 1, 2 Reyes 4:8-20, Juan 6:1-15).  Combine las historias de la Biblia con testimonios personales que atesten que Dios aun sigue escuchando y contestando oraciones.  Los testimonios de oraciones contestadas, ayudarán a sus hijos a crecer en fe y les motivarán a presentar sus necesidades al Señor en oración.
Si usted quiere que sus hijos sean personas que oran, sea usted un ejemplo de alguien que volara y practica el orar. Recuerda se ora porque se ama a Dios y existe un deseo genuino por alimentar una relación intima con Jesús.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ

Sueña en grande

Observa lo que dijo Jesús: “El que cree en mí también va a hacer las obras que yo hago. Y hará obras más grandes…”, Juan 14:12 (PDT). Al principio muchos de tus sueños te parecerán imposibles, luego te parecerán improbables, y después, cuando te alineas con Dios, se convertirán en inevitables.
Dios se deleita en cumplir sueños grandes. Pedro soñaba con caminar sobre las aguas y Jesús se lo concedió; Abraham y Sara con tener un hijo en su vejez y lo tuvieron; David con matar a un gigante sólo con una honda, y lo hizo. La Biblia está repleta de historias de personas que soñaron sueños del tamaño de Dios y que dependieron de su poder y sus promesas para alcanzarlos. ¿Lo ves? Siempre debe tratarse de sueños que nazcan en el corazón de Dios y que le lleven gloria. Si tú aspiras a lograr algo que puedes hacer sin la ayuda de Dios, entonces, no es un sueño que valga la pena. “Dios se deleita en hacer cosas imposibles, a través de gente improbable para impartir gracia abundante a receptores indignos”, Chip Ingram. No se trata de realizar sueños que te “engrandezcan” humanamente. No tiene nada que ver con hacerte famoso ni reconocido. No se trata de ti, se trata de Dios. Si Dios no se glorifica en tu sueño, entonces, ese sueño no es de Dios.
Luis Palau y Timothy Robnett, en su libro Contamos la historia, dicen que Cristo nos desafía a soñar grandes sueños, a hacer grandes planes, a orar grandes oraciones y a obedecer sus grandes mandamientos. Si tus sueños no van más allá de terminar tu educación, pagar las cuentas o criar a tus hijos, entonces tu visión no es divina. Tal vez sea tiempo de considerar cómo podría usarte Dios para producir un cambio en las vidas de los demás. ¿Tienes sueños y planes de lo que Dios podría hacer a través de tu vida o sencillamente estás atareado con la rutina de todos los días? ¿Te has convertido en una persona que abre caminos o en alguien que se sienta para mirar lo que otros hacen? recuerda que los grandes sueños requieren tiempo. Nadie alcanza sus sueños de un día para otro. José esperó más de una década. David esperó, después de ser ungido rey, más de trece años antes de serlo definitivamente y, Abraham esperó veinticinco años antes de ver concretado su sueño de tener un hijo. Los soñadores de Dios tienen la capacidad de esperar largos períodos de tiempo confiados en que Dios, tarde o temprano, cumplirá su promesa. No te desesperes. No te impacientes. Hasta Dios mismo tuvo paciencia para recibir su propio sueño. Dios prometió en Génesis 3:15 que un salvador vendría y le tomó cuatro mil años enviar a Cristo Jesús. No cometas el error de renunciar a tus sueños en el tiempo de la espera. Si Dios lo prometió se cumplirá; tus sueños se harán realidad. ¿Cómo lo sabemos? Porque Dios siempre cumple sus promesas y porque jamás alguien ha sido defraudado por Él. 
Fuente www.cvclavoz.com

Dios sigue teniendo un plan perfecto para tu vida

No importa por lo que hayas pasado, ni las cosas que te han hecho, ni en el lugar donde te encuentras hoy. Sabes que nunca has perdido tu valor? Dios sigue teniendo un plan perfecto para tu vida y no hay nadie que lo pueda cambiar.
Una de las más grandes mentiras que el enemigo nos hace creer es que no estamos capacitados ni listos para alcanzar nuestras metas y nuestros sueños. No importa la edad que tengas, si aun estas vivo y estas leyendo estas palabra, entonces tu propósito en la tierra aun no termina! Imaginate si tuviéramos que esperar a que alcancemos un nivel de perfección en nuestras vidas, nunca llegaría el día! Dios te puede usar en el lugar donde estas hoy con tus imperfecciones y tus faltas.
Para El es un gozo poder enseñarte Su misericordia y demostrarle al mundo que Su amor es más que suficiente. Dios es experto en transformar las situaciones malas en grandes testimonios. ¡Atrévete a soñar en grande!
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. (Romanos 8:28) Fuente www.enlace.org

 
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